Si nos detenemos a pensar en la “adolescencia“ podemos llegar a un consenso y describirla como un período de cambios, tanto a nivel físico como de pensamientos, emociones y de relaciones sociales, donde los cuestionamientos se encuentran a la orden del día (Papalia, Wendkos y feldman, 2005). Ante todos estos cambios, períodos críticos y de crecimiento, ¿La educación entra en la prioridad del adolescente? ¿Qué lo motiva en su desempeño académico? ¿De qué forma podemos enganchar a los alumnos para que tengan sed de conocimiento?
Nos encontramos en una época donde el conocimiento ya no solo responde un ¿Qué? Sino responde a ¿Para qué? Y ¿Cómo?, donde es indispensable contextualizar el contenido de nuestras asignaturas, darles un sentido y una forma. ¡Contextualizar, contextualizar, contextualizar...! Hablamos de propiciar un aprendizaje vivencial y significativo, que los jóvenes trabajen en proyectos y redescubran el proceso y el conocimiento; que se encuentren tan involucrados y sientan placer por aprender; estas experiencias tendrán un papel importante para su proyecto de vida, como bien decía Albert Einstein, “el aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información“.
Si queremos el interés por parte de los adolescentes, entonces también nosotros debemos interesarnos en ellos, saber cuáles son sus gustos e intereses, escucharlos y permitirnos conocerlos. Hace mucho quedó atrás la abismal distancia entre padre de familia, docente y alumno. ¡Estamos en un momento donde la escucha, la empatía y el conocimiento van de la mano!
Hace algún tiempo, en un proyecto con alumnos, tuve la oportunidad de explorar sus ideas para el desarrollo de una actividad, al final se realizó la propuesta de un Centro donde las personas de la tercera edad convivieran con niños, ya que los alumnos manifestaron su interés por las actividades de recreación de sus abuelitos. Mientras nos documentábamos para la propuesta del proyecto, descubrimos que existe un proyecto denominado “The Growing Season“ o mejor conocido como “Present Perfect“, en donde personas mayores de Seattle convivían con niños de edad preescolar, ya que ambos se encontraban dentro del mismo edificio. Nuestra pequeña propuesta de proyecto e ideación de las instalaciones para cubrir las necesidades de ambos grupos generacionales, respondía a una necesidad en pequeña escala local. ¡No estuvimos lejos de la realidad!
De igual forma, los alumnos de Alianz, organizaron un día de actividades y juegos para las personas de la tercera edad del Asilo Celarain Brunet, ¿aprendizaje significativo? Entre ellos organizaron cada una de las actividades pensando que les interesaría a los abuelitos, afrontaron diversas situaciones, solucionaron problemas del momento, rieron, compartieron historias, pero sobre todo, escucharon; la mayoría salieron con la promesa de volver. Los alumnos terminaron con sonrisas, experiencias y el aprendizaje sobre la importancia de su contribución a la sociedad.
Por eso, nuevamente nos preguntamos ¿Cómo motivar a los alumnos para que sigan estudiando? Son muchos los factores que pueden dar respuesta a esta pregunta, pero uno de ellos, sin lugar a dudas, es que el conocimiento tengan sentido, sea algo realista para emplear, comprendan su utilidad en la vida y lo dejen de ver como simple información que deben de aprender y se convierta en un medio para experimentar.
Artículo tomado de Alianz Magazine, escrito por Psic. Lourdes Gpe. Elías Solana.